¡Hola, readers!
Acabo de terminar Seismil de Laura C. Vela, el libro del momento y del que mucha gente está hablando. Cosa que no me sorprende. El libro es maravilloso y brutal, delicioso y desgarrador. Todo a la vez. No voy a reseñar ni a resumir, eso sería hacerle un flaco favor a la novela, pero me interesa hablar de la experiencia de lectura y de cómo un librito, en apariencia tan inocente, puede sobrecoger tanto.
Para los que no lo conozcáis o no lo hayáis visto en las librerías, Seismil es un libro pequeño que cabe en la palma de una mano. Encuadernación en rústica y sobrecubierta desplegable. El formato no es un diseño exclusivo para este libro, sino que está en línea con el resto de la colección Asterisco de la editorial niños gratis*. Sin embargo, el tamaño reducido y la tapa blanda acentúan la sensación de intimidad, y a la vez de lejanía, que el texto genera. El objeto permite el acceso a algo profundo y difícil. Algo que está muy adentro y que se debe contar con palabras cercanas, que no se pueden apartar demasiado del cuerpo por miedo a que se desvanezcan y no se puedan leer.
Aunque el diseño no se haya pensado en concreto para esta novela, eso no significa que escape a lo que la dimensión física aporta a la lectura. Ningún libro lo hace. Porque la materialidad acompaña, no es inocente. Qué diferente sería esta lectura si se hubiese impreso en un formato más grande y tradicional. Ya no sería la misma, tal vez ni siquiera tan intensa. Se perderían la intimidad y la tensión, la emoción que provoca transitar tierras duras desde lo cotidiano. Se diluiría el apremio por leer, por si el susurro se acalla y ya no hay más, o por insistir en la lectura a pesar de no querer hacerlo, para no enfrentar recuerdos. El libro y su materialidad te acercan y te apartan. Es fácil de leer pero también un poco incómodo. Todo a la vez.
Además, con mucho acierto, no hay ebook de este libro. Ni de ningún otro de esta editorial (sospecho). Una decisión que aplaudo. Qué pena sería leer Seismil en una pantalla. Qué apartadas estaríamos de las palabras y los recuerdos de su autora. También me parece una decisión natural. Cuando toda la información es fluida e inmaterial, hacer libros se convierte en una elección. Y hacer libros que sólo existen en papel equivale a poner un pequeño freno a la velocidad líquida con la que se conjuga la era digital. Más libros así, por favor: maravillosos, brutales y en papel.
Así fue
Otro libro que existe sólo en papel es Casa de hojas de Mark Z. Danielewski (2000), que Duomo Ediciones acaba de lanzar en castellano. De esta novela tan importante y revolucionaria para el siglo XXI, estuve hablando hace una semana en la librería Bangarang. Fue una velada magnífica en la que expliqué los entresijos del laberinto y cómo adentrarse en él sin miedo a perderse. Otra novela que genera intimidad y tensión a través de la interacción física con el libro.
A raíz de esta charla, Teresa Madueño me entrevistó para Culturplaza.
Este mes también estuve en Praga, en el congreso Research & Teaching - Exploring Academia organizado por AMPS. Fue un evento de cuatro días en el que se habló mucho de cómo integrar la IA en las aulas para generar un uso consciente en ámbitos creativos. También de sus riesgos, usos alternativos y su influencia en procesos de diseño (algo totalmente razonable). Por eso, me emocionó descubrir gran interés cuando compartí mi proyecto y hablé de la importancia de la materialidad del libro y de trabajar con papel entre tanta avalancha de contenido digital. Es emocionante ver que hablar de cómo el libro en papel puede convivir con lo digital genera optimismo y ganas de crear espacios de reflexión y experimentación que permitan un desarrollo más reposado. La lentitud en el proceso creativo también fue un tema importante en este congreso, y eso resulta muy esperanzador.
Próximos eventos
En julio te invito al taller “Más que palabras, escribir desde la materialidad” en Fuentetaja Taller de Escritura Creativa. En él pensaremos más allá de las palabras y exploraremos la parte física del proceso de escritura. Serán cuatro encuentros online (del 22 al 31 de julio) en los que construiremos un relato corto en el que materialidad y narrativa vayan de la mano. Pensaremos la escritura desde el diseño, la materia y el cuerpo. Y responderemos a una pregunta clave: ¿Qué influencia tiene la materialidad del libro en la lectura?



En otro orden de libros
Hace poco descubrí el trabajo de Iván Martínez, diseñador editorial de Mexico con un interés artístico por las narrativas ficticias y por la estética del rumor y sus mecanismos de propagación. De su trabajo, en concreto, me fascina la exposición que desarrolló para el Centre for Book Arts de Londres en 2023 titulada I Couldn’t Read What I Dreamt Of.
A través de una serie de libros pop-ups e imágenes abstractas, el objetivo de Martínez era representar un fenómeno que nos ocurre en sueños: el de la imposibilidad de leer. Excepto en algunas ocasiones, cuando soñamos con leer percibimos los textos como un amasijo incomprensible. Iván Martínez investigó este fenómeno y exploró sus posibilidades gráficas mediante caracteres ficticios, tipografías imprecisas y superposiciones indefinidas. El resultado fue una reflexión sobre la percepción de diferentes lenguajes gráficos. Los libros, además, exploran el límite entre lo real y lo onírico a través de las estructuras abstractas que surgen al interactuar con los objetos.
Una novela
Obviamente, Seismil de Laura C. Vela. De hecho, desde que lo terminé hace unos días (si lees esto el mismo domingo en que lo lanzo) no me decido a qué leer a continuación. Picoteo entre ensayos, pero no me animo con ninguna novela. Estoy reposando aún las palabras de Vela, permitiendo que se asienten y recorriéndolas de nuevo a ratos.
Un ensayo
Tecnohumanismo de Pablo Sanguinetti. Pese a lo rápido que se mueve el entorno de la inteligencia artificial, este ensayo publicado en 2023 aún resulta muy certero en su reflexión sobre el diseño narrativo que deberíamos construir alrededor de la IA. Sanguinetti pone el foco en algunos de los problemas filosóficos que plantea esta tecnología y propone formas de acercarla al humanismo.
Un libro de artista
Book AC de Dieter Roth, realizado entre 1958 y 1964, pertenece al proyecto Book del artista, en el que creó varias obras que incluyen páginas sueltas a dos colores y que se pueden mezclar y orientar de la manera que el lector elija. Cada página presenta una serie de cortes y geometrías. El paso de la página en este libro genera diferentes patrones a través de la superposición que recuerdan a paisajes urbanos cargados de silencio y tensión.
Me despido aquí por unos meses. Me apetece disfrutar del letargo veraniego con menos pantallas y más lectura.
Nos leemos en septiembre,
Felices lecturas.